ARMONÍA CONSEGUIDA
    La Maison solo ofrece grandes añadas de champagne.
    Dom Pérignon Vintage se elabora exclusivamente a partir de las mejores uvas de un único año, reinventándose a sí mismo mediante la interpretación del singular carácter de las estaciones y atreviéndose a no elaborar un Vintage si la cosecha no cumple las elevadas expectativas.
    Tras un mínimo de ocho años de crianza en bodega, el vino alcanza el equilibrio perfecto que representa Dom Pérignon, su mayor promesa. Así es Dom Pérignon Vintage: la plenitud de la armonía.

    EN NARIZ
    Completo y cambiante, mezclando las flores con las frutas y lo vegetal con lo mineral. El buqué es táctil, nos lleva sutilmente a sus pasos. Flores blancas empolvadas con la dulzura del albaricoque y la ciruela mirabel. Del frescor del ruibarbo y la menta a la mineralidad de la ceniza. Pimienta blanca.

    EN BOCA

    La energía domina en boca. Después de una presentación acogedora, el vino vibra rápidamente y termina literalmente explotando. La efervescencia surge, la sensación es vigorosa. Canalizada por sabores ácidos y amargos, el final se intensifica y se vuelve penetrante. Deja su huella: jengibre, tabaco y aromas tostados.

    ESPUMANTE DOM PERIGNON VINTAGE 1x750cc

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    ARMONÍA CONSEGUIDA
    La Maison solo ofrece grandes añadas de champagne.
    Dom Pérignon Vintage se elabora exclusivamente a partir de las mejores uvas de un único año, reinventándose a sí mismo mediante la interpretación del singular carácter de las estaciones y atreviéndose a no elaborar un Vintage si la cosecha no cumple las elevadas expectativas.
    Tras un mínimo de ocho años de crianza en bodega, el vino alcanza el equilibrio perfecto que representa Dom Pérignon, su mayor promesa. Así es Dom Pérignon Vintage: la plenitud de la armonía.

    EN NARIZ
    Completo y cambiante, mezclando las flores con las frutas y lo vegetal con lo mineral. El buqué es táctil, nos lleva sutilmente a sus pasos. Flores blancas empolvadas con la dulzura del albaricoque y la ciruela mirabel. Del frescor del ruibarbo y la menta a la mineralidad de la ceniza. Pimienta blanca.

    EN BOCA

    La energía domina en boca. Después de una presentación acogedora, el vino vibra rápidamente y termina literalmente explotando. La efervescencia surge, la sensación es vigorosa. Canalizada por sabores ácidos y amargos, el final se intensifica y se vuelve penetrante. Deja su huella: jengibre, tabaco y aromas tostados.

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